Reserva Natural Cabezas de San Juan
Fajardo, Puerto Rico
La Reserva Natural Las Cabezas de San Juan se encuentra en el extremo noreste de Puerto Rico y protege gran parte del Cabo San Juan, una proyección de tierra al Océano Atlántico coronada por tres promontorios rocosos que le dan el nombre al área. En el punto más alto de la propiedad se encuentra el Faro de Fajardo, una estructura neoclásica construida por el gobierno español en el 1880, y restaurada por el Fideicomiso de Conservación en el 1989. Además de contener exhibiciones relacionadas a la Reserva, el faro ofrece al público una de las vistas panorámicas más impresionantes y significativas de todo Puerto Rico.
Desde la plataforma de observación del faro los visitantes no solo pueden apreciar gran parte de los ecosistemas presentes en la Reserva, sino que pueden percibir claramente las interrelaciones entre estos: arrecifes de coral en las aguas circundantes protegen las playas frente a la costa rocosa y las praderas
marinas al oeste de éstas; el bosque seco que cubre casi toda la Reserva, protegido a su vez por un bosque con los cuatro tipos de mangle existentes en Puerto Rico; que a su vez protege y hace posible la existencia de Laguna Grande—uno de los tres cuerpos de agua con bioluminiscencia constante en todo Puerto Rico y probablemente en el mundo entero.
Aunque las vistas desde el faro son igualmente espectaculares tanto de día como de noche, las visitas nocturnas a la Reserva ofrecen la oportunidad de observar el fenómeno natural de la bioluminiscencia en la Laguna Grande. Como embajadores del sol ante las demás estrellas, microorganismos que habitan en el agua de la laguna llamados dinoflagelados (Pyrodinium bahamense), utilizan un proceso bioquímico para convertir la luz solar que reciben durante el día en la bioluminiscencia visible durante la noche cuando estos son estimulados físicamente.
La bioluminiscencia es especialmente visible durante las noches de luna nueva, pero la oportunidad
de observarla y la propia supervivencia de los microorganismos que la producen son amenazadas por la contaminación lumínica y la actividad humana alrededor de la Reserva. El programa de concienciación Puerto Rico Brilla Naturalmente fue implementado por el Fideicomiso de Conservación en el 2007 junto a agencias locales y federales, y otras entidades con el fin de proteger la bioluminiscencia de la laguna y reducir el impacto negativo del exceso de iluminación artificial sobre otros ecosistemas importantes.
De noche, o de día, la visión que se tiene desde el faro evidencia el gran escenario donde los terrenos de la Reserva y sus ecosistemas están conectados a una escala mayor: las islas, islotes y cayos que componen nuestro archipiélago hacia el este, y los terrenos del corredor ecológico del noreste, con su amenazado vínculo al Bosque Nacional El Yunque, en lo alto de la Sierra de Luquillo. Los mismos vientos alisios que posibilitan el ambiente del bosque seco de la Reserva, ascienden la topografía de la sierra, enfriándose en el camino hasta condensarse cerca de las cimas de el
Yunque hasta convertirse en la lluvia que alimenta el bosque, la vegetación de sus faldas, y las cuencas hidrográficas de toda la zona. Al igual que con las amenazas a la bioluminiscencia, es también evidente el impacto negativo de la presencia humana sobre el paisaje donde se evidencian estas relaciones.
En la Reserva no solo es visible el ciclo hidrológico común a todo el norte de Puerto Rico y que incide sobre el clima de otras áreas naturales en la Región Sur, sino que la existencia de prácticamente todos los ecosistemas del litoral norteño en predios de Las Cabezas atrae a científicos de diversas instituciones, universidades y ramas de la ciencia, como la ecología, la biología marina, la geología y la arqueología, entre otras. Investigadores locales e internacionales realizan continuamente estudios a largo y corto plazo en los predios de la Reserva, desde investigaciones sobre fisiología, comportamiento animal y farmacología, hasta estudios sobre la sucesión del bosque seco y el manejo de la vegetación, o el monitoreo de biodiversidad y de la recuperación de la flora y la fauna en el área. Actualmente, la Estación de
Investigación y Estudios de la Naturaleza Dr. Gustavo Candelas ofrece instalaciones de laboratorio, dormitorios y cocina a grupos interesados en investigar y estudiar diversos aspectos de la Reserva.
Un total de once ecosistemas son protegidos por la Reserva, incluyendo ecosistemas marinos y terrestres. Alrededor de 437 especies de flora han sido documentadas en Las Cabezas, incluyendo la Ceiba Nativa (Ceiba pentandra) y dos especies endémicas y en peligro de extinción, la Cobana Negra (Sthalia monosperma) y el Ortegón (Coccoloba rugosa). Unas 259 de fauna han sido identificadas en los predios, de las cuales el grupo de 105 especies de aves es uno de los más estudiados, lo que representa el 37% de todas las aves identificadas en la Región Este de Puerto Rico, que incluye 13 especies endémicas.
La extensa presencia de aves migratorias en los terrenos de la Reserva ha hecho que sea una de las áreas en Puerto Rico donde se realiza el Censo Navideño de Aves de la Sociedad Audubon. Entre
todas las especies encontradas en la Reserva, 34 son consideradas especies críticas por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico.
En adición a esta vasta riqueza natural, distintos hallazgos arqueológicos demuestran que el área era importante no solo para la navegación del imperio español, sino también para la cultura igneri (200 aC – 600 dC), antecesores de los indios taínos que ocupaban las islas al inicio de la colonización.
El Fideicomiso de Conservación adquirió las 448 cuerdas de terreno que protege la Reserva Natural Las Cabezas de San Juan en el año 1975, evitando el impacto negativo que hubiera tenido un desarrollo turístico-residencial propuesto en ese entonces para el área. La Junta de Planificación de Puerto Rico designó la propiedad como Reserva en el 1986, y el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales la clasificó como una Área Crítica de Vida Silvestre en el 2005. La estructura del Faro de Fajardo fue incluida en el Registro Nacional de Lugares Históricos en el 1981.
Encuentros con la Naturaleza y Participación Ciudadana
El Fideicomiso de Conservación regularmente coordina varios recorridos interpretativos de la Reserva Natural Las Cabezas de San Juan a través de sus Encuentros con la Naturaleza. Estos se alternan semanalmente e incluyen recorridos de la Naturaleza e Historia de la Reserva, recorridos por la Vereda del Bosque Seco y la Vereda de la Costa, un recorrido nocturno en el que se observa la bioluminiscencia en Laguna Grande, y otros recorridos de Pajareando con Sentido, entre otros.
Además de los recorridos interpretativos regulares, el Fideicomiso también es anfitrión de casas abiertas enfocadas en una vida costera sustentable, y de eventos de temporada como el Censo Navideño de Aves, organizado anualmente junto a la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña a través del programa eBird Puerto Rico.
El Fideicomiso de Conservación también ofrece Talleres de Inmersión en la Naturaleza en la Reserva.
Los talleres son una experiencia de campamento de una semana de duración dirigida a niños entre las edades de 9 y 12 años, y a adolescentes entre las edades de 13 y 17 años de edad. Estos incluyen actividades educativas y experiencias de campo dirigidas a proveer conocimiento sobre el valor de los ecosistemas naturales de Puerto Rico y la importancia de su conservación.
Diversas instituciones, como el Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, realizan también a menudo actividades educativas sobre recursos marinos en el área.
Para conocer más sobre el programa Puerto Rico Brilla Naturalmente, presione aquí.
Para mayor información sobre estos y otros programas y actividades disponibles,oprima aquí.