Reserva Natural Hacienda La Esperanza
Manatí, Puerto Rico

La Reserva Natural Hacienda La Esperanza (RNHLE) es el área natural protegida de mayor extensión en toda la costa noroeste de Puerto Rico. Desde los picos de la cordillera central que se observan a la distancia, hasta los mogotes que se extienden entre amplios pastizales separados del mar por humedales, manglares y dunas cimentadas, las 2,286 cuerdas de la Reserva son una oportunidad única para experimentar todos los componentes del paisaje de la región desde un mismo lugar.

Un poco más allá del horizonte visible hacia el sur de la Reserva, nace el Río Grande de Manatí. Este atraviesa ocho municipios y recibe las aguas de numerosos tributarios antes de recorrer el borde oeste de la Reserva rumbo a su desembocadura en el Océano Atlántico. Junto al viento, las lluvias y las marejadas, el río es el protagonista del área, dándole forma a la extensa llanura donde ubica gran parte de la Reserva y nutriendo numerosos ecosistemas que

dependen de sus aguas, ya sea mediante inundaciones, o a través de los flujos subterráneos que posibilita litología cárstica de la zona.

Los sedimentos depositados a lo largo de los últimos dos millones de años por las aguas en las llanuras del río son los responsables de la alta fertilidad de sus suelos. Desde finales de la década del 1840 estos fueron condicionados y utilizados para la producción agrícola y la ganadería en la Hacienda La Esperanza, que ubicaba en los terrenos de la Reserva y que le da su nombre actual. Sus ruinas, junto a varios de sus edificios rehabilitados, conforman el recinto histórico que hoy alberga las instalaciones centrales de la Región Norte del Fideicomiso de Conservación. En estas se da la bienvenida a miles de visitantes que anualmente acuden a disfrutar de una variedad de programación disponible en los predios o a recrearse en las playas de la Reserva.

El legado histórico de la RNHLE se extiende hasta los primeros grupos humanos en habitar las islas de Puerto Rico, y abarca una variedad de usos agrícolas que se le han dado a sus tierras a través de los años.

Como testigo del apogeo económico de la hacienda en la segunda mitad del siglo XIX, se destaca un trapiche de vapor adquirido por el Marqués de la Esperanza en el 1861. Fundido por la West Point Foundry, esta máquina moderna fue la responsable—junto a una fuerza laboral de 150 esclavos—de convertir la Hacienda La Esperanza en una de las más productivas de todas las Antillas, rindiendo entre 500 y 600 toneladas de azúcar por cosecha.

A esta riqueza cultural se añade una vasta riqueza natural, sobre la que inciden factores climatológicos, geológicos e hidrológicos, así como los distintos tipos de suelo de la Reserva. Esta diversidad ecológica incluye muchos de los ecosistemas encontrados en la zona norte de Puerto Rico, entre los que figuran cuatro tipos de bosque, humedales herbáceos y arbóreos, dos importantes estuarios, cerros calizos y un amplio llano aluvial.

La variedad de ecosistemas de la RNHLE sustenta a su vez una biodiversidad igualmente diversa y únicamente presente en la Reserva, que incluye unas 396 especies de flora y 449 especies de fauna, de las

cuales 34 son endémicas de Puerto Rico y 50 son consideradas elementos críticos por el Departamento de Recursos naturales y Ambientales. Entre estas destacan el juey común (Cardisoma guanhumi), que junto a otras especies de invertebrados ha sido el objeto de estudio científico y de esfuerzos por su conservación. Igual de notable es que prácticamente la totalidad de las especies de murciélagos conocidos en Puerto Rico utilizan los terrenos de la RNHLE. Una significativa presencia de más de 152 especies de aves—entre migratorias, endémicas, amenazadas, vulnerables o en peligro de extinción—constituye el grupo más estudiado y documentado de la fauna del área.

La diversidad de especies de plantas en la Reserva también es considerable aun cuando su paisaje es dominado por aquellas propias de sus valles inundables y pastizales. Esta variedad de flora incluye 80 especies exóticas, 310 especies nativas, y seis especies endémicas, entre las que resalta el palo de rosa (Ottoschulzia rodoxylon), que subsiste exclusivamente en el área cárstica de la Reserva.

 

El Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico adquirió los terrenos de la RNHLE en el 1975, salvando sus tierras de las grandes presiones de desarrollo que a través de los años han alterado irreversiblemente otros sectores del inmenso llano aluvial a través de la cuenca del Río Grande de Manatí.

En el 1976 las estructuras del recinto histórico de Hacienda La Esperanza fueron incluidas en el Registro Nacional de Lugares Históricos, y su maquinaria, en los Archivos Históricos de Ingeniería Americana, ambos del Servicio Nacional de parques del Departamento de lo Interior de los Estados Unidos. El trapiche de vapor, restaurado por el Fideicomiso y en funcionamiento, fue reconocido en el 1979 como un monumento histórico por la Asociación Americana de Ingenieros Mecánicos. La designación de Reserva Natural fue hecha en el 1987 por el Departamento de Recursos Naturales, estableciéndose las bases legales para el uso del área con fines de conservación, investigación, preservación y restauración.

Además de ser un laboratorio vivo para el estudio de

los procesos naturales que esculpen el paisaje y potencian la vida de sus ecosistemas, la Reserva es también un lugar de estudio de los cambios provocados por la presencia del ser humano en nuestras islas, a través de la historia y en el presente. Uno de los objetivos principales de los programas de manejo en la RNHLE es el proveer a los ciudadanos con experiencias que transmitan la necesidad por la conservación, y que les permitan transformar su compromiso por ésta en acciones concretas, dentro y más allá de sus comunidades. El Fideicomiso intenta transformar los principios de la conservación en acción ciudadana.

Con el propósito de implementar estos principios, el Fideicomiso de Conservación lanzó el Programa Ciudadano Científico en el 2008, con el apoyo de la Fundación Nacional de la Ciencia. Desde entonces el programa ha provisto oportunidades de voluntarismo en actividades de aprendizaje de campo lideradas por científicos, permitiendo al público contribuir activamente en investigaciones ambientales a través de distintas áreas de estudio en la Reserva.

 

Encuentros con la Naturaleza y Participación Ciudadana

El Fideicomiso de Conservación ofrece una programación regular en la Reserva a través de los Encuentros con la Naturaleza que incluye recorridos del Recinto Histórico, la vereda costera, el carso y los humedales, así como recorridos del Río Grande de Manatí y actividades para la observación y censo de aves periódicamente a través del año, entre otras actividades especiales. En adición a estos ofrecimientos, existen oportunidades para la participación ciudadana a través del Programa Ciudadano Científico.

Para mayor información sobre Encuentros con la Naturaleza, talleres y oportunidades de trabajo voluntario disponibles en esta propiedad, oprima aquí.

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